Hidratación
Mantener hidratada la mucosa vocal es la clave para evitar lesiones. La mucosa vocal actúa como lubricante protegiendo a los pliegues vocales de la continua abrasión o impacto que reciben debido a la vibración fonatoria.
Por ello es fundamental:
- La ingesta diaria de 2 litros de agua (mejor en pequeños sorbos).
- Evitar ambientes secos o intentar usar humidificadores si no es posible.
- Evitar bebidas alcohólicas, café, tabaco, menta...
- Evitar alimentos que provoquen reflujo gastroesofágico.
- Informarnos de si los medicamentos que tomamos producen sequedad de mucosa para compensarlo. Por ejemplo los antihistamínicos, los antidepresivos y algunos antihipertensivos.
- Si es necesario, recibir terapia de hidratación laríngea.
Calentamiento
Igual que calentamos antes de hacer deporte, debemos hacer un pequeño calentamiento por las mañanas antes de usar nuestra voz. No se tarda más de 10 minutos y nos ayuda a tener una voz sana y entrenada.
Hay tres pasos:
- Preparación / masaje
- Respiración
- Voz
Buenos hábitos vocales
- El descanso diario es el mejor cuidado. Dormir mínimo 7 horas es bueno para todo, incluyendo la voz.
- Evita hablar en ambientes ruidosos. No se te va a oír mejor porque no puedes competir con el ruido ambiental y además te vas a hacer daño. Es mejor articular para que te puedan leer los labios y aprender a proyectar la voz.
- Limita el uso de la voz en caso de inflamación (laringitis, alergias...)
- Evita el carraspeo y la tos no productiva.
- Cuida todo tu cuerpo y tu mente: el estar en paz, sano, activo y con una dieta adecuada ayuda a que tu voz esté sana. La voz es una ventana emocional y si no te encuentras bien, tu voz lo refleja.
Técnica vocal
Una buena técnica vocal te ayuda a conocer tu voz, tus posibilidades vocales y a detectar un comportamiento vocal inadecuado a tiempo para que no te hagas daño.
Normalmente acudimos al logopeda cuando presentamos dificultades vocales cuando lo ideal es hacerlo antes para prevenir esas dificultades. Aprender técnica vocal te ayudará a:
- Usar un adecuado patrón respiratorio, tener buen soporte y coordinar la respiración y la fonación.
- Sacar el mayor partido a tu voz con el mínimo esfuerzo.
- Evitar tensión en cara, mandíbula, larínge y cuello durante la fonación.
- Aprender a colocar la voz (Impostación vocal) para que tenga mejor resonancia.
- Hablar con buena entonación, velocidad, tono e intensidad.
- Ser capaz de jugar con tu voz.